Desde que vi Good bye, Lenin! he pensado que haber sido niño en los 60-70, y en un país comunista a ser posible, tiene que haber molado mucho. No por una cuestión de valores ni corrientes de pensamiento. Que nadie me malinterprete, que yo jamás renegaré de mi infancia Super Mario y en VHS grabado de la tele, pero la infancia de los 60-70 tenía una emocionante distracción que futuras generaciones hemos dejado de lado por culpa de las tecnologías más individualistas (creo): el vertiginoso pulso en la carrera espacial entre la URSS y los Estados Unidos. Como sabéis, y si no os lo digo yo, la URSS fue la ganadora indiscutible por número de hazañas (incluyendo la victoria en la primera contienda gracias al Sputnik), aunque Neil Armstrong se haya quedado con la frase más molona y teatrera. Como ídolo, donde esté Yuri Gagarin que se quite todo lo demás (si alguien ve una camiseta por ahí, ya sabe). Hay que reconocerlo, querer ser astronauta de mayor y surcar el espacio es preferible a querer ser futbolista y emular a Messi. Podéis no estar de acuerdo, pero los niños de hoy están faltos de referentes de calidad y hombres de acción. Y también de ondas radiofónicas que metan en sus vidas de forma subliminal buena música y buenos vibes.
No es de extrañar que en 1970 apareciera un cuento como Andromedar SR1. Porque eran tiempos de astronautas y psicodelia. Debemos dar gracias a editoriales como Gustavo Gili por colecciones tan atrevidas como Los cuentos de la cometa, que incluye este álbum ilustrado que se edita por primera vez en nuestro país, una auténtica joya que puede gustar a niños y adultos por igual. Quizá a simple vista parece un libro muy raro, por su apariencia, por ese par de astronautas histriónicos que van vestidos cuan majorettes fans de Titan Lux. Andromedar SR1 es una epopeya espacial financiada por un maligno pulpo, dividida en trece capítulos en tecnicolor, grises y marrón e ilustrada por una eminencia checa como Heinz Edelmann, mundialmente conocido por convertir a los Beatles en dibujitos. Aunque yo me quedo con la labor de los guionistas, el dúo Martin Ripknes & Hans Stempel, que entre otras cosas, fueron libreros. A ver qué os parece el argumento:
Castrop y Rauxel son dos famosos astronautas al servicio del malvado y avaricioso Octopus (un pulpo que queda genial como villano capitalista y al que le gustan los habanos, pero recordad que en la URSS no había astronautas). No sólo son dos trabajadores explotados (cosa que también pasaba en la URSS) atrapados en una misión despreciable: robar las flores azules de los ratones de Marte. Castrop y Rauxel son dos esclavos de las Píldoras del Valor y un tortuoso organillo, que es más steampunk y pesado de lo que HAL 9000 lo será jamás, con un gran sentido del deber y de no morder la mano que te da de comer, hasta que se dejan llevar por el entorno y así se convierten en héroes gracias a un plan genial que incluye unos botes de pepinillos, engañar a Octopus, liberar a los trabajadores y acabar felices y risueños.
No os penséis que estáis ante un producto socialista, aunque desprende ciertos valores muy "soviets". Los autores gozaron de la libertad de la Alemania occidental para hacer con sus plumas lo que quisieron. Y pudieron escribir esta simpática paranoia psicodélica para niños de hoy y siempre. Probadla, como experimento vital no os puede dejar indiferentes. Quizá os parezca un horror; quizá seáis incapaces de crearos una opinión de tan pasmados que os quedaréis; quizá como yo, os pongáis falsamente nostálgicos y penséis que os hubiera encantado ver a Yuri Gagarin en órbita. Quizá hasta os encanta. Y lo añadís a vuestra colección. En tal caso, espero la debida comunicación (que sé que algunos se han dejado recomendar y no han reconocido su adicción públicamente).
Y sobre todo, gracias por la paciencia y la espera. Os dejamos con los créditos por no perder las buenas costumbres:
Edita Gustavo Gili en Los cuentos de la cometa. Texto de Martin Ripkens & Hans Stempel. Ilustraciones de Heinz Edelmann. Traducción de Susana Andrés y revisión de Raquel Riu. Precio: 14,90€ (recordad que en la mayoría de las librerías de BCN podéis reclamar un 5% de descuento mostrando el carnet de bibliotecas).
Nos despedimos hasta la próxima en 3... 2... 1...
p.s: Algunos pensaron que íbamos a abandonar el barco porque tenemos un nuevo proyecto aquí. Pero una vez cuentista, siempre cuentista. Sí que debemos anunciaros que dimitimos oficialmente de intentar reseñas serias y bien documentadas, con el background de los autores, referencias, intertextualidades, etc. etc.; que os tendréis que conformar con la experiencia librera y lectora. Que si tenéis alguna petición, comentario o crítica, la podéis hacer en esta misma entrada. Que los contenidos se irán diversificando en base a nuestras experiencias y nuevas obsesiones/adicciones. Que no sabemos cuándo vamos a volver. Pero esperamos que muy pronto. Que 11058 son una burrada. ¡Gracias!
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