3 ene 2012

¡Duérmete ya, joder! de Adam Mansbach & Ricardo Cortés

El pasado noviembre se publicó un álbum que debería incluirse en la sección "sólo para padres". Pues bien, en la librería donde trabajo, dada la ausencia de dicha sección*, nuestro departamento de documentación lo ha metido en... "De 0 a 4". 




Bien padres, si estáis ahí, esto va por ustedes, y para todos los amantes de la lengua, que reclaman abiertamente el derecho de decir "mierda", "joder", "pedo", "pis" en público y sin que les claven miradas reprobatorias. Sólo vosotros podéis comprender qué molesto es que no te dejen dormir y al día siguiente tengas que ir a trabajar, con la resaca de llantos y berrinches varios. Que los niños son adorables, que os encanta venir a decirme aquello de "es que mi niño es muy listo para su edad", pero que de vez en cuando, lo regalaríais si alguien quisiera quedárselo en plena pataleta, o lo mandaríais en cohete a Singapur. Que cagarse en todo no es para tanto. Destruyamos el tabú de lo políticamente correcto en los padres de hoy (quien dice cumplirlo a rajatabla, ¡ejem!). No os hace peores padres gritar ¡joder! Que sí, que el niño es monísimo, que te lo comerías a besos, que cuando te ha dejado la habitación patas arriba o te ha manchado el sofá con chocolate, o descolgado la cortina, o tirado la papilla al suelo, o se ha meado encima, le arrearías una leche, también. Entonces, quién no diría ¡joder! bien alto. No tengo hijos, pero me solidarizo con mis hermanas y las demás madres del s.XXI**. De forma puntual he experimentado el odio pasajero hacia sus retoños cuando no dejaban de chillar, patalear, llamar a la madre ausente, comerse los mocos, tirarse al suelo sin motivo aparente, etc. No imagino cómo debe ser cada día. 24 horas. De por vida. Os compadezco, la verdad.


Adam Mansbach, padre liberado que reconoce querer a su hija y mandarla a cagar


Así que ¡Duérmete ya, joder! es una oda a vuestra labor. Para que os quedéis a gusto. Os sintáis identificados, como muchos de los escritores padres y modernos que gustarán de este álbum. Publica Random House Mondadori bajo el sello Reservoir Books; traduce, Laura Manero Jiménez. El texto es de Adam Mansbach que se sintió oportunamente inspirado por su hija Vivien, pero que de normal escribe ensayos y novelas. Ilustra Ricardo Cortés, variopinto ilustrador, en su haber está una historia de la marihuana para niños y otra sobre el café, la coca y la cola. Sus dibujos pueden resultar bastante propagandísticos, pero ciertamente simpáticos.


Adultos, esto es un reclamo que os hacemos: ya no podéis decir que sois unos incomprendidos, que estáis agobiados porque los niños son niños. Que no sabéis que hacer. Con este álbum podréis desahogaros, evadiros. Y, por favor,  haced memoria y  ¡dejad de quejaros tanto, joder!  






*= Psicología infantil y maternidad se le acercan, pero Estivill, Frost y el Hermano Mayor nos parecen bastante coñazos. 


**= Que por todos es sabido que no son como las madres de siglos pasados, y mucho menos como las grandes madres de los 60, 70 y sobre todo, 80 y 90. 

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