Mi intención era hacerle una entrevista a Bruna, porque en un tiempo muy lejano me planteé ser periodista y siempre me ha quedado el gusanillo. Aunque no es lo mío, ya os lo digo. Bruna me dijo que no estaba para entrevistas, que a estas horas sólo estaba para cuentos y se fue a leer. Pero me dejó una perla. Así que quede todo el mundo tranquilo y en paz. Mientras los haya que escriban cuentos, y publiquen cuentos, y gente que los lea, y les guste, y los recomiende, y los disfrute... No se acabará el mundo. Está convencida y yo me fío mucho de ella. Que sirva esto de advertencia y de consejo: no olvidéis vuestra dosis diaria, semanal, mensual de cuentos (depende del grado de adicción, la nuestra es muy alta) para una vida más llevadera. El cuento, la nueva penicilina, el nuevo grial, opio, religión, o como queráis llamarlo.
¡Pronto mucho más!
p.s: Bruna chulea con una camiseta promocional de Yuri Gagarin. Se la ha hecho ella misma. Y así le quedó.
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