27 mar 2012

El libro del agujero de Peter Newell

Peter Newell, queremos tu genio creador. 
¿Qué tienen los cuentos de Peter Newell que no tengan los de los demás? En este caso, un agujero. Bueno, Hervé Tullet le ha copiado la idea recientemente, pero el agujero de Newell es muy especial: lo ha causado una bala, que Thomas Potts disparó sin querer y atravesó la pared tras romper el reloj (que acababa de dar las tres). Una bala que si nadie detiene, dará la vuelta al mundo y quizá ataque al pobre Thomas por la espalda. Una bala que hace que un globo se escape, que incluso mata a un gato montés. Poco oportuna. Y que deja al innumerable repertorio de personajes de este clásico cuento ilustrado totalmente perplejos. Y no es para menos: muchos se ven representados a unos solos milímetros de una muerte segura. 

Macabro, en cierto modo. Pero original. Algo que en 1908 resultó totalmente revolucionario. Newell parecía tener el afán de ser rompedor en todo lo que hacía, y a veces, su humor resultaba un tanto absurdo y extraño, aunque no dejaba a nadie indiferente. Se ganó bien la vida en revistas y periódicos, ilustrando clásicos, y gozó de bastante éxito. Parece que todo lo que hacía era en pocas palabras... innovador. Incluso recuperar el estilo de ilustración victoriana. No es que su estilo fuera nuevo, pero en ese momento puntual, era diferente. El libro del agujero es un texto que desprende un humor al que estamos poco acostumbrados hoy, más clasista, menos políticamente correcto. Pero debemos leer las cosas en contexto y, en aquel entonces, era más que aceptable. Lo bueno de esta traducción es que es íntegra (en muchas ediciones posteriores al lanzamiento de este álbum, se eliminaba la ilustración de la página 37 por ser un tanto racista; aunque no es la única que tiende a una moralidad "cuestionable", que dirían todos aquellos que se escandalizan más con las palabras y la ficción que con ciertos actos cotidianos y reales).




Rollos aparte... Newell era un dibujante sensacional y uno de los precursores de una manera especial de entender los libros ilustrados, de empezar a concebir el libro más comercial como un objeto con el que se puede interactuar, con el que romper ciertas barreras. Empezó a experimentar con el formato. En gran medida, fue el padre de ciertas técnicas tan habituales hoy.  Destacamos en su haber el álbum que nos oscupa, y también El libro inclinado (que directamente está inclinado) y el Libro del Cohete (que también incorpora un agujero, pero esta vez es la estela del cohete mientras asciende al espacio exterior). 



Llegados a este punto, ¿para quién lo recomendamos? Para los amantes de los libros curiosos. Para los amantes de la ilustración. Para los amantes de lo clásico. Para los que compran libros no sólo por la historia, sino por cómo son, cual es la presentación, el diseño, la encuadernación, etc. Nosotros los fetichistas. 

Y cuidado con los Thomas Potts del mundo. 

p.S: Edita Manuel Caldas. Traduce Diego García. 


p.S.2: Lástima que no se pueda trasladar el agujero a la pantalla. 



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