25 jul 2012

Aquel niño infame - - primera parte

Este un mensaje de agradecimiento que viene con un cuento. Quiero darle las gracias a Cristi.G por crear la imagen de aquel niño infame y hacerlo tan real. Gracias por cuidar de la historia con tanto cariño. Por convertirla en cómic y adaptarla con tanta precisión y respeto. Ha sido un placer y un orgullo que eligieras nuestra historia. Aquí tienes una admiradora de por vida, y  una colaboradora/guionista siempre que quieras. El niño infame, a pesar de ser infame hasta morir, también te da las gracias por sus cabellos rubios, su tez pecosa, su nariz preciosa y todo lo demás.

Pero antes de dejaros con las estupendas viñetas de Cristi.G, empezaremos con los orígenes. Aunque, sin duda, ahora nos quedamos de calle con su versión de la historia. 

***

Aquel niño infame se miraba todos los días al espejo y siempre llegaba a la misma conclusión: tan feo no soy. De hecho, a cualquier madre le hubiera gustado como hijo; mimarlo, acariciar esa suave cabellera rubia. Siempre que podían, las señoras le pellizcaban la mejilla sonrientes, una mejilla pecosa. Era de tez blanca y enormes ojos azules. Cierto es que era un poco enclenque, pero era veloz y le gustaba la naturaleza; era un niño curioso y bien educado.

Sin embargo, ocultaba en su corazón un gran pesar: su voz. Tenía una voz de cobarde, de alelado. Ni siquiera de niña consentida, sino más bien de muñeca con poca batería. Estridente como un cacareo, impostada cuando pretendía agravarla como si fuera un caballero que fuma. Tan afectada y de vez en cuando… ¡gallos! Aquel niño infame se sentía acomplejado. Lloraba todas las noches, y los sábados enteros, pues nadie llamaba a su puerta para que bajara al parque a jugar. Era el último en ser elegido cuando se hacían equipos en gimnasia. La clase le felicitaba por su cumpleaños porque los profesores así lo exigían. Le daba vergüenza hablar por teléfono o preguntar cuánto costaba un paquete de chicles en la tienda de caramelos. Era tan desgraciado como infame, y siempre iba a todas partes cabizbajo, sin ganas de destacar, una sombra.

Pero aquel día frente al espejo no sé qué le pasó. No se puso a llorar como siempre que se quedaba mirando su imagen, ni a eructar grititos ante su desgracia. Aquel día se comportó como un auténtico valiente y decidió arrancar el problema de raíz. No sé por qué aquel día y no antes. El muy ingenuo… Se metió el puño derecho entero en la boca, hasta llegar a la garganta; palpando, introdujo los dedos en la laringe a pesar de lo incómodo de la situación. Se empezó a poner rojo, le faltaba el aire, pero no cejó en su empeño. Encontró a las malditas por fin, las agarró fuertemente y empezó a tirar con todo el odio concentrado en una única misión: acabar con el mal que lo convertía en un ser patético, además de infame. Tiró y tiró. Y metió la otra mano para tirar ahora con ambas de las cuerdas vocales. Iba a arrancárselas. Pues era preferible ser mudo que vivir con esa voz.  

Aquel niño infame no quiso esperar a la pubertad. Nadie le anunció el cambio que se produciría en algún momento u otro. No esperó a crecer. Frente al espejo su determinación era tal: tirar hasta matar. La sangre y la baba inundaron el fregadero. Empezó a sentir que se desmayaba. Pero no era su intención soltarlas. Sus manos, rojas, y el cuello de la camiseta a rayas también. Y estiró. La cara embotada y los ojos húmedos, del esfuerzo. Se le formaron arrugas que no tenía. Nada le detuvo. Tal era su odio. Infame. 

3 comentarios:

Unknown dijo...

Me encanta esta historia! en cuanto la leí me inspiró esas imagenes. Al niño le cogí un cariño impresionante, tanto que al final sufria con él y todo!
Me gustaría leer más de tus historias, que son geniales! y poder ilustrarlas tambien!!!

Fuertes besos guapa!! :*

Jen dijo...

Será nuestro plaisir que nos ilustres :)

¿Qué tal se te da dibujar platos?

¿Y trenzas? --- esto sería un poco guarro. Me canibalizo.

Virto dijo...

Eso es determinación y lo demás tonterías...

Un relato de contrastes entre la imagen adorable del niño y lo que pasa después.

Y me quedo con eso de voz de de muñeca con poca batería... te lo plagio